viernes, 27 de noviembre de 2009

FRESA SALVAJE - Fragaria vesca




NOMBRE CIENTIFICO:
Fragaria vesca
OTROS NOMBRES:
Fresa de los alpes,
Fresita

La frutilla silvestre o fresa salvaje es una planta herbácea perenne, de la familia de las rosáceas, que crece comúnmente en bosques ralos y en los claros. No es la variedad silvestre del fresón o frutilla ananá (Fragaria x ananassa), la variedad más consumida actualmente, sino una especie completamente independiente. Fue la preferida en Europa desde la Antigüedad, y desde el siglo XIV se emprendió su cultivo organizado, que sólo cedió ante el desarrollo de híbridos de variedades americanas de fruto más grande. Su sabor es, sin embargo, más intenso, y algunos gourmets la prefieren.

¿Cuáles son sus propiedades nutricionales?
Las fresas apenas aportan calorías (30 kcal/100 g), por lo que resultan muy recomendables para personas con regímenes alimenticios bajos en calorías.
Son una excelente fuente de vitaminas antioxidantes, vitamina C, betacarotenos y vitamina E, que nos protegen de la acción de los radicales libres implicados en el envejecimiento celular, cáncer y otras enfermedades como la aterosclerosis.
Contienen agua en elevada cantidad, hidratos de carbono en proporción moderada, calcio, hierro y potasio y cantidades mínimas de proteínas, grasas. Así mismo son una buena fuente de fibra alimentaria.
En su composición están presentes una serie de sustancias no nutricionales que, sin embargo, realizan interesantes y saludables acciones sobre el organismo.
Su color es debido a la presencia de unos pigmentos vegetales llamados antocianos que también son responsables de sus propiedades antioxidantes. Al mismo tiempo son diversos los ácidos orgánicos que contiene como ácido salicílico y oxálico.
La fresa, originaria de Europa, -más concretamente, de la región alpina- fue descrita por Dioscorides, apreciada por los romanos, valorada por los alquimistas medievales -entre otros, por Raimundo Lulio que la utilizaba, mezclada con un extracto de perlas, para curar la lepra-. Esta fresa salvaje, de sabor y aroma intensísimos y que aún encontramos alguna vez en las zonas umbrías de nuestros montes, tiene muy pocas posibilidades de llegar a nuestras mesas. Por ese motivo, fue frecuente intención de la oligarquía -muy digna de elogio, por otra parte-, conseguir cultivarla y poder disponer de ella. Se hicieron intentos y, aprovechando que Francisco I fue capturado y encerrado en la Torre de los Lujanes, se intentó cultivar, aunque sin éxito, algunas de las fresas que su madre, María Luisa de Saboya. Posteriormente, se consiguió su cultivo en Aranjuez y los frutos fueron tan apreciados que el nombre de la localidad madrileña se unió para siempre a esta fruta.

Cuando vamos a un vivero, te ofrecen de dos tipos: Fresas y fresones. Pero en realidad lo que nos están ofreciendo es Frutilla y Fresón. (hasta ahora – nota de Terra Nostra).

LAS FRESAS SE USAN COMO MEDICINALES
Anticolesterol: la gran cantidad de ácido ascórbico, así como de lecitina y pectina contenida en sus frutos, la hacen ideal para disminuir el nivel de colesterol de la sangre.
Antiinflamatorias: una infusión de las hojas es beneficiosa para las inflamaciones del intestino. La cocción de las raíces ayuda a disminuir las inflamaciones artríticas.
Astringentes: beber tres a cuatro tazas diarias de la cocción de sus hojas es útil contra la diarrea. Las infusiones de hojas secas son muy astringentes y pueden utilizarse para curar las llagas de la boca.
Mineralizantes: sus frutos, muy ricos en vitamina C, tienen virtudes antianémicas y reconstituyentes. Resultan muy adecuados en la época de crecimiento.
Las hojas machacadas y aplicadas sobre la piel constituyen un buen remedio para evitar las arrugas.
Anticolesterol: la gran cantidad de ácido ascórbico, así como de lecitina y pectina contenida en sus frutos, la hacen ideal para disminuir el nivel de colesterol de la sangre.
Antiinflamatorias: una infusión de las hojas es beneficiosa para las inflamaciones del intestino. La cocción de las raíces ayuda a disminuir las inflamaciones artríticas.
Dieuréticas y antirreumáticas: tres a cuatro tazas diarias de la infusión de las hojas y las raíces nos ayudan contra el ácido úrico, gota y artritis.

ORNAMENTAL: Además, es una excelente ornamental como tapizante de zonas de sombra, donde no crece la gramilla, y adorna con sus llamativos frutos rojos.

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